Cada proceso electoral es una expresión viva de nuestra democracia. Pero hay algo que pocas veces se discute con suficiente fuerza: el ejercicio del voto no se juega solamente en la urna, sino también en los espacios donde trabajamos. En cada puerto, en cada servicio, en cada supermercado, en cada plataforma digital, en cada industria que ese día sigue funcionando. Ahí también se juega la democracia.
En Chile, votar es obligatorio, pero votar informado y con garantías efectivas es una responsabilidad del Estado. Porque no basta con decir “todos deben ir a votar”. El deber público es asegurar que nadie tenga que escoger entre cumplir su jornada laboral o ejercer su derecho ciudadano.
Por eso, quiero ser claro: este 16 de noviembre, en las Elecciones Presidenciales y Parlamentarias, el Ministerio del Trabajo y la Dirección del Trabajo van a garantizar el respeto irrestricto de los derechos laborales vinculados al proceso electoral. Porque defender el voto en democracia también es defenderlo en el trabajo.
La ley es categórica. Quienes deban trabajar ese día y estén dentro de los grupos exceptuados del descanso dominical tienen derecho a ausentarse al menos tres horas para ir a sufragar, sin descuentos y sin represalias. Y quienes sean designados vocales de mesa, miembros de colegios escrutadores o delegados, tienen derecho a ejecutar esa función sin que ello afecte su remuneración. A eso se suma el feriado obligatorio para quienes trabajen en malls, strip center y centros comerciales administrados bajo una misma razón social o personalidad jurídica.
Estos no son favores. No son “flexibilidades”. Son derechos laborales y democráticos. Y se fiscalizan.
La Dirección del Trabajo desplegará un operativo inspectivo nacional entre las 09:00 y las 14:00 horas el mismo día de la elección. Y se actuará ante todas las denuncias que ingresen por el canal formal 600-450-4000. No hay matices: si una empresa intenta impedir que una trabajadora o trabajador ejerza su voto, o impide el feriado obligatorio donde corresponde, se sancionará.
¿Por qué es importante insistir en esto? Porque proteger el ejercicio del voto desde el mundo del trabajo fortalece la democracia donde esta se enraíza: en la vida cotidiana. Cuando una madre trabajadora puede votar sin miedo a que le descuenten. Cuando un deportista profesional puede cumplir su deber cívico. Cuando un trabajador de plataforma sabe que tiene 3 horas garantizadas para ir a sufragar. Cuando los trabajadores del comercio saben que ese día no les toca elegir entre trabajar y su derecho ciudadano.
Chile vota informado. Pero Chile vota protegido. Y eso importa tanto como el conteo final.
El domingo 16 de noviembre, el país decidirá, y cada voto valdrá lo mismo. Nuestro compromiso como Ministerio del Trabajo y Previsión Social es que nadie tenga que negociar ese derecho con su empleador.
Porque una democracia sana se cuida en las urnas, sí. Pero también se cuida en las relaciones laborales de cada día.
